Ada
giró lentamente hacia atrás y desconcertada abrió los ojos explosivamente. Un
hombre muy apuesto estaba parado frente a ella, mirándola con gran deseo. Sus
ojos irradiaban un leve fulgor, su vista era penetrante, a tal punto que dejó a
Ada sin aliento, jamás de los jamases había contemplado tan extraña belleza, en
realidad nunca había visto a un hombre en su corta vida.
—Buenas
noches, señorita —dijo aquel tipo de voz profunda.
—Ho…
Hola… —respondió Ada balbuceando — ¿Quién es usted?
—
¿No sabe quién soy? Puedo regalarle el mundo entero si así lo desea, postrar la
luna a sus bellos pies, arrebatarle el brillo a las estrellas y el esplendor al
viejo sol para que de sus rayos resplandor reciba señorita —dijo en tono
poético.
—Guau…
Qué patético—dijo Ada entre dientes, frotándose la barbilla—otro loco teatrero…
—
¿Eh?
—Quiero
sus nombres y apellidos en este preciso momento, de no ser así llamaré a la
rectora ¿Me entendió?—dijo ella con una mano en la cintura esperando respuesta
inmediata, ahogando una risa luego de haber escuchado aquel mensaje tan cursi.
—Bien—dijo
él resignado por tanta presión—Soy Jean- Luc Lemoine…
—Perfecto.
Ahora retírese de mi habitación. Usted no tiene invitación para estar aquí-dijo
alzando su dedo índice en dirección a la puerta— ¿Me oyó verdad? ¿O quiere que
le tienda una alfombra roja para que se largue?
—Usted
hará que de cortés pase a grosero, señorita…
—Señorita
“X” para los desconocidos—interrumpió—. Sabe usted que podría ir a prisión ¡Está
ultrajando mi privacidad!
—Lo
lamento, volveré cuando se encuentre más calmada SEÑORITA X—dijo enfatizando las
dos últimas palabras.
—
¿Qué?—dijo ella quedando boquiabierta— ¡De acuerdo! ¡Estaré esperándolo con un
par de policías!
Jean-Luc
Lemoine se desvaneció envolviéndose en su gran capa de color escarlata. Ada
pensó que ese tipo de atuendos era demasiado ridículo para la época en que se
encontraban.
Esa
noche Ada no pudo conciliar el sueño. Ahora que lo pensaba mejor, aquel hombre
le causaba terror. La noche estaba tan cerrada que le era imposible distinguir
los objetos de su cuarto. Solo observaba lo alto del techo y el hilo de luz que
caía de forma oblicua. Escuchaba ruidos
y veía sombras en movimiento, producto de su mente aturdida, claro.
❀ ✿ ❁ ✾ ✽ ❃ ❋
Al
rayar el alba el tiritar odioso de las campanas en mano de las monjas
estorbaron el apacible sueño de las huérfanas todas ellas debían incorporarse ágilmente,
darse un duchazo, vestirse correctamente con sus vestidos hasta debajo de las
rodillas, cabello pulcramente sujetado con redecillas y dirigirse a pasos de
cadete a la kilométrica mesa para el desayuno.
Un
pan recién horneado y un vaso con leche hasta la mitad, era lo único que se
encontraba en frente de cada una de las desamparadas. Todas se
miraron mutuamente con ojos abiertos como platillos. Las primarias aún más
asombradas, no se había visto algo similar desde la fundación de “CASA SANTA
MARIA-Orfanato femenino”.
La
rectora Dominga H. con cierta desazón por la situación bochornosa dijo algunas
palabras a modo de explicación con la mirada baja, conducta impropia de ella,
ya que la suntuosidad la personificaba.
—Señoritas,
lamento lo ocurrido. Esto se debe a que las donaciones han disminuido
drásticamente. El Señor Bernard J. ha muerto repentinamente, y en su testamento
no figuramos. Por ello es preciso que algunas de ustedes emprendan un trabajo,
hasta que otro misericordioso magnate se apiade de nosotras y reconquistemos nuestra
estabilidad. La hermana Benolia y la hermana Daría se encargaran de
conseguirles oficio a las más grandes. Eso es todo.
La
hermana Dominga se retiró con la cara que se le desmoronaba de la vergüenza.
Ahora las chicas ya no solo tenían los ojos como platillos, sino también la mandíbula
hasta el suelo. Qué sabían ellas de la calle, apenas habían salido al patio a
tomar sol, tan familiarizadas estaban en aquella casa vetusta y sombría, que solo el hecho de marcharse
y percibir armoniosas y fragantes rosas, contemplar el azul del vasto cielo,
toparse con golondrinitas cantoras posadas en las ramas de los sabios árboles. ¡La
lucidez del día! Las tenía más que espantadas.
Ada
no sabía si se quedaría o se iría, después de todo no era ni tan nueva ni tan
antigua. Parecía no preocuparle, le daba igual y también el desayuno paupérrimo
que le habían servido. Estaba más concentrada en aquel hombre misterioso que
dijo que reaparecería.
Luego de la acción de gracias se dispusieron a
probar bocado unas con repudio y las que tenían vocación para ser monjas
estaban obligadamente satisfechas.
Ya
en el salón de clases, las huérfanas estaban reposadas en sus pupitres como
unas verdaderas damas de la alta sociedad, con la cabeza altiva y dorso recto,
excepto Ada, simplemente le daba pereza estirar tanto el cuello.
La
hermana Benolia entró en el aula y pasó su mirada sobre las cabezas de las señoritas
para cerciorarse de que estuvieran todas presentes y dijo parcamente:
—Denle
la bienvenida a la señorita Li.
Li
hizo su ingreso.
—
¡Bienvenida! —dijeron todas a una sola voz.
—Ubícate
ahí—dijo la hermana Benolia, señalando la carpeta desocupada al lado de Ada —, en
unos minutos retorno, procuren no hacer ruido.
Li
dio unas pisadas extremadamente lerdas, haciendo una lucha casi heroica,
mientras que las jóvenes la observaban con desdén y murmuraban:
—Dicen
que la encontraron en las afueras de la ciudad, estaba inconsciente, tirada en
un callejón—dijo una de ellas con voz muy queda.
—Sí,
y que tenía manchas de sangre por todo el cuerpo—agregó una que tenía los ojos
parecidos a los de un búho.
—Debería
estar en un hospital o en la morgue— mofó otra.
—
¡Ja, ja, ja! —comenzaron a reír malintencionadamente.
—Es
muy flaca. Su cabello… ¡Madre mía! Miren su cabello, es rubia pero lo tiene
maltratado—exageró Manuela, la huérfana más popular—sabe Dios qué bichos alberguen
en tan desagradable cabellera, sin embargo posee un rostro muy bello.
Ada
sonrió a Li como recibimiento. Li no se dignó a verla, pero no se rindió ante
la cruda indiferencia de ésta y dijo veloz:
—Soy
Ada.
—Li
dio un profundo suspiro con rabia contenida, la examinó de reojo y la ignoró
nuevamente mirando en dirección al enladrillado.
—
¿No hablas mucho, verdad?—continuó Ada tratando de ser amable—supongo que serás
mi compañera de cuarto ya que me encuentro sola, así que debemos interactuar,
debo conocerte. ¿Al menos podrías mirarme, no? Por cierto, debes sujetar tu
interminable cabello, no querrás ser castigada, aunque no creo que lo hagan,
eres nueva aquí y no conoces bien las reglas, je, je. Mmm… ¿Te encuentras bien?
Te veo pálida...
—
Buff… que mujer más habladora—pensó Li.
—
¿Sabes? Eres la primera chica que ha sido recogida con la edad que tienes a
todas las han traído desde muy pequeñas. Oye, ¿qué te pasó en el cuello?
Ada notó que tenía dos puntos rojos en el pescuezo y quiso tocarlos suavemente, pero Li de un manotazo lo impidió.
Ada notó que tenía dos puntos rojos en el pescuezo y quiso tocarlos suavemente, pero Li de un manotazo lo impidió.
—
¡Auch! Eso dolió —Ada sacudió con ímpetu su mano por el dolor que le provocó el golpe
de Li—Yo creo que finges ser débil…
❀ ✿ ❁ ✾ ✽ ❃ ❋
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Ada
estaba cepillando su cabello rizado, no usaba el mejor shampoo pero lo conservaba
realmente brillante y fuerte. Llevaba puesta una batita rosada semitransparente
con una cadenita de oro puro. Cuando de pronto llamaron a la puerta.
—Adelante—dijo
ella sin dejar de cepillar su cabello.
—Buenas
noches, señorita Ada. Ella será su compañera de cuarto.
Frente
a sus ojos estaba la hermana Daría junto a Li. Ada esbozó una sonrisa y alzó
las cejas sorprendida. Li la miró de frente por primera vez y veloz bajó la
mirada.
—Genial.
—Paso
a retirarme—dijo la hermana Daría con voz muy dulce y un rostro casi angelical—. Por favor señorita Ada cierre las cortinas.
—Bien,
así lo haré.
Li ingresó en la habitación arrastrando los zapatos,
tenía erizados los vellos. Ada la observó atentamente mientras caminaba hasta
la vieja y liliputiense mesa con la biblia encima. Ante tan angustioso silencio
Ada habló:
—
¿Te cortaron el cabello? ¿Por qué? Seguro tienes piojos, ¿no es así, Li?
Sin
embargo Li no expresó palabra alguna. Parpadeó y se encogió de hombros.
—Bah…
— Ada se acercó a Li intimidante— ¿Enserio? ¿Nunca piensas hablarme?
Li
se ruborizó ligeramente e hizo un gesto de incomodidad.
—
¡Te has puesto nerviosa! Tranquila nena, relájate. ¿No eres muda, no? — dijo
Ada arqueando una ceja —. De acuerdo, tengo un sueño atroz y debo dormir. Y tú
deberías hacer lo mismo muévete y metete en la cama, acuéstate aquí junto a mí,
no hay otra cama. Ven… No soy un ogro y no voy a comerte. ¡Qué muchacha tan
tímida!
Li
se quedó inmóvil. Y la miró con absoluta indignación.
—
¿Qué te sucede? ¿Por qué tienes esa mirada? —preguntó Ada horrorizada
—
No soy mujer…
Ada
se sonrojó de golpe. Se sintió ridícula. Por fin escuchaba la magnífica voz
varonil de Li.
—
¿Qué tienes? Estás toda roja— dijo Li mirando esta vez fijamente a los
perfectos ojos negros de Ada.
9 Comentários:
uauuuu, me encanta el giro inesperado. ¿Qué será Li? uyuyuy... será el mismo hombre misterioso?? mummm interesante, me ha gustado mucho; muchas gracias por la tensión y la intriga, Dana.
Me parece muy bien , me gusto
Me hizo gracia el final del capítulo. Ya me imagino la cara descompuesta de Ada ante la confesión de Li.
Pero bueno, vaya giro tan inesperado, Li no es mujer... me has dejado intrigadísima y me gusta un montón un besito :D
Muy bueno! Me gustó mucho :))
¡Muy intersante!
Interesante cambio de rumbo de la historia!!!!
WTF con el final ..? muy interesante el primer capitulo ... Espero Sgte capitulo con ansias
Muy interesante, genial.... Un giro insperado...!!!
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